- Gorda contame todo ya!
Me paré y caminamos hasta la orilla, nos quedamos paradas mientras la espuma nos rozaba los pies.
- ¿Qué sería todo Pipi? - Le dije mientras sonreía, todavía tratando de recobrar una décima parte de los momentos que habían pasado la noche anterior.
- Dale gorda!- Priscila estaba entusiasmada, seguramente ya se había armado toda una historia fantástica en su cabeza.
- Pri, la verdad es que no pasó nada, y menos mal, porque el chabón no me va ni me viene...
- ¿En serio me decís?, cuando te vi que te ibas con el anoche, pensé que..
No la dejé terminar, me quedé mirando como Pino y Marianela venían caminando los dos solos por la orilla y se acercaban a nosotras. Se me hizo un nudo en el estómago.
- ¡Pri decime que esta no se lo ganó a Pino porque me muero!
- No sé, está que no da más la muy veloz...
Nos reímos juntas.
Se acercaron. Me miró y yo a él. De pronto sentí como si me hubieran dado una descarga eléctrica en el cuerpo.
- Parece que reaccionaste, no?
- Já!- De forma muy irónica le contesté a la subnormal de Marianela... Parece que la vienen pasando muy bien ustedes dos, no?
Marianela iba a contestar y se quedó con la boca abierta cuando Pino se le adelantó.
- Nada más la acompañé hasta el parador porque nadie quería ir, están todos muertos todavía!
La cara de Marianela se transformó. Simuló una risita y se fue a la ronda donde estaban todos. Claramente quería que la tierra la trague, pero no, la tierra estaba de mi lado, Já!.
- Y vos? - Lo dijo con esa voz tan fuerte, mientras se acomodaba el pelo detrás de la oreja
- Yo qué? - Respondí haciéndome la interesante
- Estás bien?
- Mmmm... debería estar mal? - Contesté con tono sobrador y enojado a la vez.
- Epa! Qué mala onda!
- Bueno, parece que acá hay alguien de más, no? Me voy a ver si consigo agua para el mate...
(Priscila qué sutileza! Haceme acordar que te ahogue en el mar!)
Nos dejó solos, parados mirando el mar, con un silencio profundo. El aire estaba tenso pero así y todo me sentía cómoda con él.
- Dejá, no digas nada - Me susurró al oído
Lo miré perpleja, no entendía bien. Se dio media vuelta y empezó a caminar hasta donde estaban sus amigos y mis amigas conformando un gran círculo de amistad, siendo el segundo día compartido.
Me quedé ahí parada, tratando de reflexionar sobre lo que me había dicho. ¿No tenía que decir nada por haberlo tratado mal?, ¿o me estaba hablando sobre la noche anterior?.
Me sumergí en mis pensamientos mientras contemplaba el horizonte. ¿Había hecho algo que le molestó o fue mi contestación reciente la que no le cayó bien?.
Fuera lo que fuera tenía que encontrar la manera de tener un segundo a solas con él.
sábado, diciembre 26
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